CNV BONOS VERDES
El mercado de capitales, una "ventana" para que las pymes muestren sus políticas de sustentabilidad
Télam
El crecimiento del mercado de Bonos Sociales, Verdes y Sustentables (SVS) tiene una ventaja adicional a la del financiamiento habitual y es la de ofrecer a las pymes una "ventana" para que inversores, proveedores y clientes puedan comprobar sus políticas ambientales, además de constituir una forma de ordenamiento interno, de acuerdo con la evaluación del director de la Comisión Nacional de Valores (CNV), Matías Isasa.
Asimismo, ante las condiciones ambientales que vienen imponiendo los países de la Unión Europea, los instrumentos aprobados por la CNV representan en sí mismos "un valor" en la medida que están en línea con los estándares de la Asociación Internacional de Mercados de Capitales (ICMA, por su sigla en inglés).
Télam: ¿Por qué una pyme puede preferir financiarse con un bono SVS + y no recurrir al sistema financiero?
Matías Isasa: El mercado de capitales y el sistema financiero son complementarios. El mercado de capitales no ha tenido mucho desarrollo, pero si se ve la evolución de los últimos años, creció muchísimo como fuente de financiamiento para pymes. Del total de financiamiento que genera (acciones, ON, cheques, pagarés, etc), la mitad es de pymes. El mercado argentino está muy enfocado a las pymes, algo que no sucede en el mundo, en gran medida porque se transformó, a través de medidas de políticas públicas, en una fuente de financiamiento muy válida.
Claramente, compite con el sistema financiero, cuando hay líneas de financiamiento subsidiadas en los bancos, las pymes las tratan de aprovechar. Pero todo tiene un límite, porque los préstamos bancarios que tienen algún subsidio del Estado son limitados, no son una canilla libre. El mercado de capitales siempre está ahí y uno puede recurrir a todas las fuentes de financiamiento disponibles. Las empresas acceden a las dos cosas, no es que si tienen bancos no van al mercado.
Pero muchas empresas van al mercado de capitales porque les permite demostrar otra seriedad ante los inversores, sus clientes, proveedores. El hecho de estar en un ámbito controlado por la CNV, el mercado, los mismos inversores, tiene un valor en sí mismo. Y eso pasa cuando se emiten bonos verdes o sociales, pueden mostrar su política de sustentabilidad.
El año pasado, en un panel que realizamos por la Semana Mundial del Inversor, desde una pyme que hacía muebles a partir de deshechos plásticos nos decían: "no es que por emitir un bono verde nos financiamos más barato, pero entre otras cosas nos sirvió para ordenarnos internamente, dejar de ser una empresa familiar donde todos hacíamos un poco de todo a poder organizarnos, generar una estructura de gobierno más clara, con responsabilidades más marcadas. Y nos permitió, hacia los inversores y hacia el mercado, mostrar el efecto positivo en términos ambientales que tiene nuestro negocio".
En definitiva, el mercado de capitales es una ventana que le permite al emisor mostrarse ante los inversores y la sociedad en general.
T: ¿Los condicionamientos ambientales que impone la UE tuvieron incidencia en las exigencias de regulación?
MI: No nos involucramos en esos debates, pero sí estamos al tanto de que la sustentabilidad se está usando como una barrera para arancelaria para llegar a determinados mercados. Más allá de eso, debemos valorar la posibilidad de tener un mercado de capitales, siguiendo estándares internacionales que son los mismos que siguen en Europa. Las empresas tienen expectativas de abrir nuevos mercados con exigencias más altas, estas normas tienen valor y tomada la decisión de llegar a esos mercados, no está mal pensar en financiamiento en el mercado doméstico con instrumentos que representan un valor para ese mercado comprador, un bono verde siguiendo los estándares de ICMA.
Bonos verde: una historia de 16 años que une a financistas y ambientalistas
La historia de los bonos verdes es reciente y no hay que remontarse más allá de este siglo para encontrar sus primeros antecedentes, en medio de la desconfianza y el desconocimiento mutuo entre dos mundos que, hasta entonces, habían tenido contactos escasos o directamente nulos, como el de los financistas y los ambientalistas.
Si hay que buscar un "puntapié inicial", en el Banco Mundial lo ubican a finales de 2007, cuando en la Tesorería del organismo recibieron el llamado de un grupo de fondos de pensiones de Suecia que pretendía invertir en proyectos climáticos, pero ninguna de las dos partes de la conversación sabía cómo llevarlo a cabo.
Como en tantas otras historias, también en la de los bonos verdes hay disputas para atribuirse quién fue el verdadero iniciador, ya que el Banco Europeo de Inversiones (BEI) asegura ser el acreedor de esos laureles, con la primera emisión en julio de ese año.
Más allá de esas diferencias, el Banco Mundial y su brazo para el sector privado, la Corporación Financiera Internacional (CFI) abordaron la cuestión, en atención a la creciente preocupación de varios países por el cambio climático, para lo que debieron dar los pasos iniciales de una alianza con el sector científico, encargado de certificar y fiscalizar el carácter ecológico de las operaciones.
Para ello, contaron con el aporte del Centro de Investigación Internacional sobre el Clima y el Medio Ambiente de la Universidad de Oslo (Cicero), que desembocó en la primera emisión de un bono verde en 2008, que se tomó desde entonces como modelo a seguir en diferentes países.
La emisión de bonos verdes desde entonces superó los US$ 300.000 millones en todo el mundo
Se entiende por "bono verde" a un valor negociable para el financiamiento de actividades específicamente ligadas a cuestiones ambientales (reducción de emisiones de CO2 o de huella hídrica, utilización de energías renovables, reciclado, etc), el social al que se centra en proyectos de impacto positivo en la comunidad (infraestructura, vivienda, agua potable, etc) y el sostenible al que combina ambas modalidades.
En la Argentina, las provincias de Jujuy y La Rioja fueron pioneras, con emisiones de bonos previas a la existencia del panel específico en el ByMA.
En la actualidad, se cuenta con 54 Bonos SVS + emitidos, de los que 32 son verdes, 12 sociales, 5 sustentables y 5 vinculados a la sustentabilidad, con un monto emitido total de US$ 1.204,8 millones.
En la distribución geográfica, los distritos de la región pampeana Buenos Aires, CABA, La Pampa, Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos) concentran el 73,5%, en tanto las provincias del NOA alcanzan al 16,2%, por el desarrollo alcanzado con los proyectos de energía solar.
El director de la Comisión Nacional de Valores (CNV), Matías Isasa, destacó cuatro ejemplos de bonos emitidos por distintas entidades del sector público.
Al respecto, señaló al Banco Ciudad como el emisor de primer bono social del país, destinado a aliviar o prevenir los efectos de la pandemia de coronavirus, con beneficios para unas 3.000 empresas.
El año pasado, la Municipalidad de Córdoba emitió un bono verde para financiar la instalación de luminarias LED, 30 estaciones solares y la optimización de la red cloacal, con un ahorro total de 2 millones de kwh por año.
Nucleoeléctrica Argentina realizó un fideicomiso financiero vinculado a la sustentabilidad para la extensión de la vida útil de Atucha I y el almacenamiento en seco de combustibles gastados para Atucha I y II, con el objetivo de terminar con las emisiones de dióxido de carbono en 2025.
La última medición le correspondió al municipio mendocino de Godoy Cruz, para la compra de luminarias LED, la construcción de un parque solar y la ampliación de la red de ciclovías.
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